Te jodiste Benny

De un jalón me saca del departamento. Bajo los cuatro pisos de mi edificio corriendo. Cierro la reja y el pobre perro quiere cruzar al parque que está casi al frente. Pero no lo dejo porque esta vez haremos una ruta diferente. Benny sigue jalando la correa. Pasamos un edificio amarillo donde nada nunca parece pasar. A la casa rosada de la esquina le falta otra mano de pintura rosada. Volteo y cruzando veo un cartel grande de la municipalidad donde menciona las “areas verdes”, no las “áreas verdes”. Me urge ponerle un sticker para la campaña de acentuación pero me detengo a pensar que esa no es mi cuadra, mi cuadra sigue siendo aburrida. Benny mira con indiferencia al portero de otro edificio que duerme en esta fría mañana y a quien nunca ha visto en los 2 años que vivimos por la zona. Volteo a una calle por la que he pasado tres veces en todo este tiempo y digo “Te jodiste Benny”, no hay pasto para que haga. Benny me mira enfurecido y trata de regresar al parque. 
Caminamos unas casas más y encontramos una pequeña porción de jardín, pero huyo despavorida al notar un hueco en él, propio de una rata. Jalo al perro y sigo la marcha. Tercera esquina, gran jardín, larga pared de ladrillos. Un anciano de la zona pasea con su perro. Benny quiere saludar. El señor, con la amabilidad que caracteriza a todos los vecinos, cruza la pista. Benny mea y caga. Cuarta esquina y es inevitable cruzar al parque. Dos muchachas me saludan. Pasean a los perros de sus jefes. “Benny, saluda a tus amigos” le digo. “Buenos días” les digo. Benny mueve la cola y volvemos a la misma cuadra que casi no conozco ni pretendo conocer. En octubre nos volvemos a mudar. Van 10 mudanzas. Esta no será la definitiva.

Nota: Tarea de Taller de Periodismo Narrativo - Escribir sobre mi cuadra. 

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